Queridos feligreses de la Parroquia de “San Juan Bautista”:
Nos disponemos a celebrar una año más las fiestas de la Navidad. Lo hacemos en una situación que nunca habríamos imaginado. Sin embargo, el misterio de la Navidad se va a hacer presente, una vez más, en medio de nosotros. Y me atrevería a decir que este año con una intensidad que quizá nunca habíamos percibido.
Este tiempo de pandemia nos ha hecho tomar conciencia de nuestra fragilidad y vulnerabilidad, de nuestros límites, de nuestra pequeñez… La vulnerabilidad nos hace débiles y necesitados, pero al mismo tiempo nos saca del individualismo como opción de vida, de la autosuficiencia y del olvido del otro. Sí, la debilidad nos hace humildes.
Y, ¿qué es la Navidad sino la vivencia de la humildad de Dios que se abaja para experimentar la vulnerabilidad de no tener ni siquiera una casa en la que poder nacer? ¿Qué es la Navidad sino el silencio de Dios que se hace presente en un rincón del mundo para que todos los seres humanos tengamos vida? ¿Qué es la Navidad sino el reflejo de la situación de tantas personas que se ven obligadas a emigrar para salvar la vida?
Los evangelios nos hablan de este misterio que culmina con la aparición en el mundo del Verbo, el Hijo de Dios: “El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo” (Juan 1, 9).
Hoy nuestro mundo está necesitado de luz, de la luz de Aquel que es la Luz del mundo. Lo está cada persona, las familias, las comunidades, los países… Lo están los que han perdido a un ser querido, los que han enfermado, los que ven peligrar su puesto de trabajo o lo han perdido… Y no se trata sólo de resistir, sino de tener esperanza, que es mucho más que resistir: es disponer todo nuestro ser para acoger aquello que se espera. En definitiva, a Dios.

Que esta situación nos permita buscar y encontrar la verdad sobre nosotros mismos. El Papa Francisco afirma: “Una sociedad es noble y respetable también por su cultivo de la búsqueda de la verdad y por su apego a las verdades más fundamentales” (Encíclica Fratelli Tutti, nº 207)
Finalmente, que acojamos con gozo a nuestro nuevo Arzobispo, D. Mario y agradezcamos a D. Fidel el servicio a la Diócesis durante estos años. Y elevemos a Dios una oración por D. Simón, que fue párroco de nuestra parroquia durante 25 años.
¡Feliz Navidad para todos!
Jesús Mª Álvarez Martínez
Ha sido una experiencia inolvidable, me quedé con ganas de seguir con vosotros hasta Santiago y más allá…
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