Es tarea del acompañante animar un proceso de fe en el que, a través de las distintas etapas, ayude a las personas a encontrarse con Jesucristo y a vivir en comunión con Él.

Se siente enviado por la parroquia para esta tarea y no va por libre. Su responsabilidad no surge de él, sino del trabajo y análisis de toda la comunidad, la cual deberá acompañarle, apoyarle e interpelarle.

Tiene muy claro que su principal tarea no es preparar para un sacramento, para una tarea concreta en la parroquia o animar en su tiempo libre.  Su labor es acompañar el proceso personal de fe de cada niño, joven o adulto, teniendo muy presente la dimensión vocacional del mismo, para que desemboque en el seguimiento de Cristo y que puede conducir, en su juventud, a la opción por el sacerdocio, la vida religiosa o laical.

El Itinerario formativo planteado intenta responder a este equilibrio, abarcando todas las dimensiones de la fe: bíblica, doctrinal, espiritual-vocacional y social.

Algunas tareas concretas del acompañante:

  • Prepara las reuniones adecuadamente y adaptándolas al grupo.
  • Revisar las reuniones, profundizando en todos los signos de preocupación y esperanza.
  • Fomentar la vida grupal y la amistad entre los niños, jóvenes y/o adultos.
  • Acompañar personalmente a los miembros del grupo.
  • Realizar y compartir esta tarea comunitariamente con otros acompañantes.